Los talleres de cocina baja en proteínas se han convertido en una herramienta esencial para mejorar la calidad de vida de las personas con trastornos metabólicos hereditarios, como la fenilcetonuria u otras enfermedades metabólicas que requieren dietas estrictas. Tanto el Hospital Clínic-IDIBAPS como el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona han organizado numerosas ediciones de este tipo de talleres en los últimos años, adaptándose a las necesidades específicas de cada paciente y sus familias.
El primer taller del Clínic
El Clínic fue uno de los pioneros en este tipo de formación con su primer taller de cocina baja en proteínas celebrado en el año 2014. Esta primera experiencia sirvió para establecer las bases de una iniciativa que se ha ido consolidando a lo largo del tiempo, involucrando a profesionales sanitarios, asociaciones de pacientes y la industria alimentaria especializada.
En colaboración con asociaciones como la Associació Catalana de Trastorns Metabòlics Hereditaris, el Clínic ha organizado diversas jornadas para promover la cocina baja en proteínas. Un ejemplo destacado es el Taller SuperChef, que combina la formación práctica con la elaboración de recetas adaptadas, haciendo hincapié en facilitar y diversificar la alimentación de pacientes con necesidades dietéticas especiales.
Iniciativas de Sant Joan de Déu y la Guía Metabólica
El Hospital Sant Joan de Déu, a través de su plataforma Guía Metabólica, ha desarrollado talleres como “La Cuineta”, dirigidos a familiares y cuidadores de pacientes pediátricos. Durante estas sesiones, se elaboran recetas innovadoras, como Ketopan, arroz de Konjac con pollo y verduras, o espaguetis de Konjac a la boloñesa. Estos talleres tienen como objetivo ayudar a las familias a gestionar de manera práctica las dietas especiales. Además, la Guía Metabólica ofrece un extenso recopilatorio de recetas adaptadas, que son un recurso valioso para las familias y los profesionales de la salud.
Un esfuerzo conjunto
Estas iniciativas, impulsadas por profesionales de ambos hospitales, no solo proporcionan conocimientos prácticos, sino que también contribuyen a mejorar la adherencia a los tratamientos dietéticos y a fomentar la comunidad entre pacientes y familiares. Gracias a estos esfuerzos, muchas familias pueden afrontar con mayor confianza los retos que supone gestionar una enfermedad metabólica hereditaria.